Ha forjado su identidad artística en el mundo del grafiti desde una edad temprana, a los seis años, cuando observaba obras en su entorno y a artistas urbanos que plasmaban sus ideas en las paredes.
Su curiosidad creció siguiendo a grafiteros locales, preguntándose sobre el significado de sus obras, desafiando las percepciones de que solo eran "marcas de cholos".
A lo largo de su formación, Kevin ha dominado un estilo distintivo conocido como "Wild Style", una forma compleja y estilizada de grafiti caracterizado por letras no necesariamente legibles, pero con un trasfondo significativo.
Block no se limitó a replicar lo que admiraba, sino que se centró en cultivar su propio estilo, una mezcla de técnicas y diseños que lo diferencian en la escena. Su evolución artística ha estado marcada por la práctica y el aprendizaje continuo que llevó desde las libretas de la escuela, las búsquedas en internet y conociendo artistas de otras latitudes.
Para Block, la repetición y la observación son clave para dominar cualquier habilidad, acompañado de la constancia y el interés en mejorar los trazos con cualquier tipo de figuras.
Una parte de su técnica es bajo el uso de colores que observa en la naturaleza, como los distintos tonos de verde en los árboles y plantas, o el naranja de los cielos al atardecer, así como las texturas de las cosas para tratar de imitarlas en sus obras.
Block ha tenido la fortuna de compartir su camino con amigos y otros artistas que lo han impulsado a experimentar y transformar su arte, enfatizando la importancia de la autenticidad y el enfoque personal, y así tratar de inspirar a nuevas generaciones a reflexionar sobre las historias que cada muro puede contar.
Frase:
“Para mí es muy egoísta pensar que lo que hago en la calle es nada más para mí. Lo que hago me gusta a mí, pero también lo hago pensando en lo que les guste a los demás”.
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